Migajas de una magdalena

Prácticas, periodismo y migas de pan

El pasado 01 de diciembre se constituyó, a iniciativa de la FAPE, una plataforma en defensa de unas prácticas dignas para los estudiantes de Periodismo. Algunos colegios profesionales de periodistas, como el de Murcia, se han adherido a ella.

Según parece, el objetivo es promover la modificación del Real decreto 592/2014, de 11 de julio, para que no se puedan ofertar prácticas sin ayuda económica y que los estudiantes no realicen el trabajo que lleva a cabo un profesional contratado, entre otras demandas.

Los miembros que integran la plataforma realizarán gestiones ante el Gobierno y los grupos parlamentarios, con el fin de que promuevan iniciativas encaminadas a la reforma de la actual legislación. Y sus propuestas se recogen en el documento En defensa de unas prácticas dignas para los estudiantes de Periodismo. Hojeo el documento y me gusta lo que leo. Al menos, en lo que a propuestas se refiere, que son buenas; porque la exigua exposición inicial de motivos es bastante fragmentaria e inaceptable.

La crisis económica no ha llevado a las empresas de comunicación a abusar de los estudiantes en prácticas y de los trabajadores, a los que ha despedido o recortado su salario. Los estudiantes en prácticas llevan lustros currando gratis y ocupando puestos de trabajo. Cuando Ramón Luis Valcárcel presidía la Región de Murcia, se jugaba al golf a todas horas y se construía a cascoporro, en esta región ya había cadenas enteras nutridas a base de becarios. Canal 6 (extinta televisión del diario La Verdad), Televisión Murciana, Popular Televisión, Canal Murcia (esa que emitía porno por las noches)… y así una lista de Schindler de medios territoriales creados al albur de esa patraña denominada TDT, ya se articulaban con unas extensas plantillas de alumnos en prácticas y trabajadores que rozaban el salario mínimo.

La diferencia es que, estos últimos años, desde 2008, los grandes grupos han arrimado el cazo a este despiporre y, claro, les han tocado el bolsillo y el puesto a aquellos que hasta hace nada hacían la vista gorda con las hordas de estudiantes que despachaban las facultades de comunicación, que estratégicamente proliferaron como setas a finales de los años 90 del siglo pasado.

Ahí no se quiere rascar. Los estudios universitarios están sobredimensionados; sobran facultades y sobran canales de televisión que no ve nadie y que se sostienen mediante esclavos y subvenciones encubiertas de gobiernos autonómicos corruptos a través de información comprada. Pero el tejido social adherido a esa mamandurria es tan grande, y el valor tan escaso, que todo se reduce siempre a reclamar migajas de mayor tamaño, no sea que se acabe el pan.

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